El ojo humano dispone de una distribución de células fotosensibles en su retina. Todos hemos oído hablar de los conos y los bastones. Los primeros se encargan del discernimiento cromático mientras que los segundos sólo proporcionan impresiones acromáticas. Gracias a los primeros vemos en color; si sólo contáramos con los segundos veríamos el mundo en blanco y negro.
La respuesta de unos y otros viene determinada por los pigmentos que los recubren y la reacción que éstos inician al recibir la luz incidente según su contenido espectral, de ahí que existan tres tipos de conos: unos se excitan bajo la incidencia de las largas longitudes de onda del especro visible -los colores rojizos-; otros, bajo la incidencia de las longitudes medias -verdes- y los últimos bajo la de las cortas - azulados/violáceos. Según la teoría de Young y Helmholtz, basta con la superposición equilibrada de estos tres estímulos para la interpretación de todos los matices cromáticos que somos capaces de percibir. La llamada visión tricromática es compartida por los primates. Otros mamíferos se manejan con una visión dicromática -cuentan con dos tipos de conos- mientras que aves, reptiles y peces incluso pueden aventajarnos con una visión pentacromática.
Otra de las diferencias entre conos y bastones es su sensibilidad. Los conos requieren de un valor umbral de intensidad lumínica superior a la de los bastones para iniciar los procesos fisiológicos que nos permiten percibir el color. En otras palabras, los bastones funcionan a bajas intensidades; los conos, a altas. En una habitación de iluminación tenue, la intensidad es insuficiente para excitar los conos, pero no para activar los bastones. Nuestros receptores acromáticos no nos fallan en tales condiciones y posibilitan la percepción de una imagen, eso sí, en blanco y negro. Con el aumento de la intensidad, al encender la luz, los bastones dejan de funcionar -se traspone su umbral superior - y delegan en los para entonces activados conos, que nos ofrecen entonces una versión coloreada del habitáculo.
3 comentarios:
Muy bueno, la verdad es que alguna vez había pensado que me costaba distinguir los colores en la oscuridad porque la vista empieza a fallar...
jejeje
Fran, eso es que vas ciego... ;)
ME ENCANTA ESOS GATOS SON TAN HERMOSOS DIGAME LOS NEGROS AY NO ESQ ME MATO CUANDO VEO UN GATO NO HAY TANTA ODSECCION COMO LA Q YO TENGO POR UNO
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