la frase del mes

"La física es como el sexo. Seguro que tiene una utilidad práctica, pero no es por eso que lo hacemos" Richard Feynman

Haciendo piña. La interacción fuerte.

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El siglo XIX fue testigo del descubrimiento de partículas subatómicas poco antes de expirar. Hasta entonces se había considerado que el constituyente último de la materia y de la realidad era el átomo. Si los experimentos de Thomson dieron a conocer al mundo la existencia del electrón, fueron los de Rutherford los que catapultaron al protón a los libros de texto. Ya en el siglo XX Chadwick se encargaría de añadir a la lista de partículas subatómicas el neutrón.
Hasta donde enseñan en el instituto, las partículas últimas constituyentes de la materia son electrón, protón y neutrón. La constatada existencia de los quarks incrementa la atomización de la materia, pero a día de hoy la gran variedad de partículas elementales que se producen en los aceleradores sugiere cautela a la hora de afirmar "hasta aquí se divide la materia, no hay más".
Por contra, la imagen del átomo constituido por un núcleo cargado positivamente envuelto en una nube de electrones no parece presentar más misterio; así como tampoco la interacción de los electrones con los protones que, junto con los neutrones, constituyen el núcleo. De todos es sabido que la carga del electrón es negativa, que la carga del protón es positiva y que el neutrón carece de ella. De todos es sabido que por interacción electromagnética, las cargas del mismo signo se repelen y las de signo opuesto se atraen. Esto suscita una pregunta sobre la estabilidad del núcleo de los átomos: ¿cómo narices consiguen los protones permanecer unidos en el núcleo? ¿qué les impide repelerse? ¿no deberían desperdigarse violentamente? Entra en juego un nuevo tipo de interacción fundamental: la interacción fuerte.
La idea de la interacción fuerte se asimila si comparamos primero la interacción gravitatoria con la electromagnética y posteriormente ésta con la fuerte. El movimiento de los astros parece regirse por la gravedad que generan. La gravitatoria es una interacción de muy largo alcance. La atracción ejercida por el sol afecta desde Mercurio hasta el cinturón de Kuiper y se deja notar más allá, de donde proceden los cometas. Aquí en la Tierra la tenemos muy presente cuando se nos cae algo de las manos, cuando nos asomamos con algo de vértigo a un balcón, cuando viajamos en avión, cuando vemos caer una manzana... Nos mantiene pegados al suelo. Menos presente tenemos la electromagnética, pero precisamente es la que nos impide "hundirnos" en él. Sabemos que existe, claro, sabemos eso de las cargas y sus signos que nos explicaron un día, que algo de eso hay cuando encendemos la luz o se nos eriza el vello al acercarlo a la ropa un día de viento; no obstante, se puede decir que pasa desapercibida aunque estamos seguros de que en las entrañas de la materia, donde nuestros ojos no pueden ver, la interacción electromagnética es reina y señora por encima de la gravitatoria. Ello es debido a que la interacción electromagnética es enormemente más intensa en la escala atómica. Por este motivo los electrones no se atraen como si de dos microplanetas se tratasen. Predomina la interacción electromagnética frente a la gravitatoria.

Para Schröedy la gravedad es una evidencia aplastante

Descendamos en escala un poco más. Olvidémonos de todos esos electrones pululantes. Como una cámara indiscreta penetramos en la nube electrónica para descubrir qué reviste. Y cuando la dejamos atrás, ajá, ahí está el núcleo: una sólida piñata de neutrones y protones que no se desintegra. ¿Por qué? ¿Existirá una interacción fundamental más importante que la electromagnética? ¿Una interacción tan tan intensa que la ridiculice de igual modo que a escalas microscópicas la electromagnética vence por goleada a la gravitatoria? ¿Una interacción atractiva que venza la repulsión electrostática entre los protones, al igual que la repulsión electromagnética entre electrones vence su nimia atracción gravitatoria? En efecto, existe. Es la llamada Fuerza Fuerte, y resulta que no distingue entre protones y neutrones, para la Fuerza Fuerte son casi lo mismo: los protones se atraen fuertemente... ¡los neutrones también!.
A decir verdad, la Fuerza Fuerte que confina los nucleones en el núcleo no es la Fuerza Fuerte propiamente. Se la suele llamar Fuerza Nuclear, y es un residuo de la verdadera Fuerza Fuerte: la que mantiene unidos los tres quarks que constituyen el protón, la que mantiene unidos los tres quarks que constituyen el neutrón. Curiosamente, los tres quarks no interaccionan: están juntitos porque no les queda más remedio, si se separaran tan solo un poco, interaccionarían fuertemente, experimentarían una atracción brutal que los llevaría a unirse, punto en que dejan de interaccionar.

La propiedad en virtud de la cual interaccionan las partículas vía fuerza fuerte se llama COLOR, y su mecánica se estudia en Cromodinámica Cuántica... de ahí que quizá hayáis oído hablar de quarks coloreados: verdes, azules, rojos... qué pintoresco...



hemos pillado al neutrón en cueros en el cuarto de baño y resulta que está constituido

por tres quarks (up, down y down) de color azul, verde y rojo, confinados por i. Fuerte